LOCALIZANDO LUBINAS (2)
Meses del Año
En esta segunda parte de
"localizando lubinas", cabe hacer mención que es tan sólo un resumen
y es bastante complicado resumir un año natural ya que no todos los años vienen
iguales y, por lo tanto, nuestra amiga la loba se comportará de forma diferente
en función de los diversos factores que la influyen.
ENERO:
El mes de enero suele ser el
mes más frío en las costas y es ahora cuando empieza la reproducción de los
robalos. Éste es un mes muy bueno porque se empiezan a concentrar en cardúmenes
más o menos numerosos para elegir pareja, comen hasta la saciedad para poder
afrontar el cortejo. Se pueden pescar durante todo el día, siendo sus mejores
horas las centrales del día, con todo el sol encima, las noches son también muy
buenas y claro que el amanecer y el anochecer. Todas las zonas serán buenas,
playas, escolleras, etc.
FEBRERO:
En este mes los robalos ya han
elegido pareja y van escoltados por tres o cuatro de menos tamaño. Están en
plena freza por lo que es muy importante dejarlas en paz si queremos que esta
especie siga dándonos alegrías. En este mes es difícil que coman por estar
inmersas en la reproducción, se encuentran casi siempre en escolleras de poca
profundidad, en zonas de rocas y cerca de la orilla en los arenales. Se las
puede localizar por sus plateados lomos, bailan entre ellas cortejándose
mutuamente. Su pesca se torna fácil, pues aunque no coman, son vulnerables
porque no les gusta ser molestadas, atacarán todo lo que las moleste, todo lo
que pase a su alcance será mordido.
MARZO:
Ya han hecho la puesta y las
mamás robalos están gordas, gordas de huevos que a finales los depositarán para
que el macho haga su función. Las hembras son las más vulnerables, vuelven a
comer como es debido y es el mes en que más lubinas se capturan. Recorren las
playas a sus anchas y las costas en general son suyas, sin duda es el mejor mes
para pescarlas pero cuidado, las hembras no han soltado aún sus alevines.
SER RESPETUOSOS EN ESTOS MESES CON ESTA Y DEMAS
ESPECIES NOS HARA SER MEJORES PERSONAS, DE NADA SIRVE LLEVARNOS UNA HEMBRA
PREÑADA SI NO HA DEJADO ANTES UNA IMPORTANTE CANTIDAD DE ROBALITOS QUE QUIZA,
DENTRO DE UNOS AÑOS NOS LO HAGAN PASAR BIEN.
ABRIL:
Seguimos en un gran mes, los
robalos empiezan a separarse y se verán en solitario. Las hembras se han
retirado a aguas más profundas, y poco a poco volverán ya más delgadas a coger
otra vez fuerzas.
MAYO:
Merma bastante el número de
picadas y de tamaño, las horas nocturnas serán las mejores. Ya empieza el calor
y lo más sensato es buscarlas sobre todo en playas abiertas, allá donde rompe
la segunda o tercera ola.
JUNIO y JULIO:
Meses malos pero no en
calidad, si en cantidad. Las noches nos podrán deparar grandes alegrías, los
madrugones serán obligatorios aunque suelen ser mejores los atardeceres, las
desembocaduras y roquedos naturales serán los mejores escenarios. Buscarlas en
las espuma que allí estarán, seguro.
AGOSTO:
Seguimos acercándonos a los
meses que les gusta a nuestras amigas, pero por desgracia todavía toca esperar
a los primeros vendavales de otoño. En este mes, podemos buscarlas en la noche,
donde seremos capaces de sacar una buena cantidad de ellas, han pasado varios
meses desde la freza y vuelven a alimentarse por las noches para después volver
a entrar en un período de inactividad. Se reúnen en las horas de menos luz para
cazar con sus primas las bailas, en escolleras y puertos es donde más facilidad
tendremos. Lo mejor, aguas calmas en una escollera con profundidad máxima de
tres metros.
SEPTIEMBRE:
Bajan de nuevo las capturas,
se podrán pescar en las playas y seguirán cazando exclusivamente desde el
atardecer hasta el amanecer habiendo parones fijos desde la 1:00 hasta las
5:00. Estaremos atentos a los primeros temporales que puedan venir con el final
del verano donde, aprovechando las aguas ya no tan calientes y, coincidiendo
con menos horas de luz, podremos buscarlas en la misma orilla en busca de esa
gran despensa de comida que le ofrece el primer temporal al remover todo el
marisco que estaba enterrado.
OCTUBRE:
Mes otoñal por excelencia,
nuevamente el mismo horario que en septiembre, aunque por el día es posible
atrapar alguna con éxito. Ya empiezan a activarse bailas y lubinas y merece la
pena tentarlas atardeciendo o, bien, si hay mal tiempo cualquier momento será
bueno.
NOVIEMBRE y DICIEMBRE:
Viene el frío y los robalos
empiezan a encontrarse a sus anchas, depredando sin parar durante todo el día,
si somos capaces de aguantar las frías noches seremos capaces entre la espuma
de doblarles el gorro a más de una, de estos dos meses lo mejor empieza a
partir del día 15 de diciembre, donde una lubina récord nos espera para
posteriormente ser servida el día de año nuevo.